Luego de la visita de mi colaborador en Líbano, evidentemente estuvimos hablando de la situación económica. Es la conversación por excelencia. Cuando salieron los móviles, al parecer, la pregunta más usual fue la de "donde estás". Ahora, cuando uno se encuentra con un extranjero, o visita otro país, la pregunta más urgente es: ¿qué hay de la crisis?
Sin embargo, lo de la crisis, como la gripe A, nos la hemos inventado el mundo occidental. En otros paises ni tan sólo saben lo que es. Algunos paises, ni tan sólo vieron la diferencia. Otros, notaron un subidón -como Polonia, que en 2007 por unos meses estuvo comprando ladrillos sin certificado en Rumanía- y luego una bajada acusada. Pero siempre se quedaron a niveles que ellos conocían muy bien. Por tanto, nada nuevo bajo el sol.
La última moda, en Líbano, son las vacaciones médicas. Los árabes del golfo, desde siemprem han veraneado en Líbano, puesto que pueden relajarse totalmente con el clima atemperado y laxo en leyes religiosas. Ahora, estos mismos árabes, o sus mujeres, han descubierto que por un módico precio, pueden ir a operarse diversas partes necesarias a Beirut, y disfrutar luego de un merecido descanso en la Perla de medio oriente. ¿Qué tiene como consecuencia eso? Pues más movimiento económico. Y sólo falta una chispa para que arda todo el pajar económico. Se reactivan todos los demás sectores, si el consumo y el turismo funciona. Porque los árabes compran inmuebles como nosotros vamos al restaurante.
Conclusión: en Líbano no hay crisis. Es otro país al que debemos acudir para poder resucitar nuestra fenecida cuenta de ventas.
jueves, 8 de octubre de 2009
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